Diciembre 2019
por Fernando Gandasegui

Antiruta: arts en viu

Hace un tiempo recibo la invitación de GRAF para encargarme de los espacios de artes escénicas del contexto de Barcelona. Ya sea centrados en la exhibición o en procesos de investigación, cada uno con sus maneras, el supuesto panorama escénico de la orilla más experimental podría resumirse ahora en un mapa dibujado por La Caldera, el Antic Teatre, La Poderosa, el Mercat de les Flors, Graner, L’Estruch y la Sala Hiroshima… pero cualquier mapa esconde igual que señala.

Aquí aprovecho también para señalar un problema, los límites. Recién llegado a Barcelona, vengo de otro territorio donde la comunidad de espectadoras gozaba de una naturaleza poliédrica. Allí nos encontrábamos personas provenientes de la danza, las artes visuales, el teatro, la poesía, la música, la performance, la arquitectura… Al llegar acá uno de los fenómenos que más me sorprendió cada semana es lo difícil que resulta hoy ver mundos mezclados, campos abiertos, que confluyan corrientes diversas.

Dos casos como ejemplos de mi experiencia. Hace un año Eva Meyer-Keller presentó Some significance en el Mercat de les Flors. Una gran creadora cuyo trabajo recoge sensibilidades y materialidades muy cercanas al arte contemporáneo. Al terminar la obra y mirar alrededor me costó reconocer a personas de otros medios a las que les hubiera encantado la propuesta. Al la inversa lo mismo. Hace unas semanas Laia Estruch hizo Crol (seco) en la Fundació Joan Miró. Estruch desarrolla uno de los trabajos performativos más interesantes a través de su investigación entre cuerpo, voz y palabra. Nadie de las escénicas, con quienes además comparte herramientas.

Hay y habrán habido muchos contraejemplos, tiempos menos estancos, muchas personas intentando ampliar el mapa o disolver sus límites. En los últimos años, a nivel institucional, cuentan que Quim Pujol en la Secció Irregular o Laurence Rassel en la Fundación Antoni Tàpies consiguieron reunir trabajos y audiencias. También son recordadas ciertas épocas de La Porta. Fuera de la institución, este año Saliva de Claudia Pagés nos ha regalado un nuevo espacio para encontrarnos periódicamente, otro de los problemas de una ciudad dedicada a los grandes eventos. Un análisis en profundidad excede el objetivo de este pequeño texto. Cada cual podría hacer su propia ruta, como quien dijo, “que cada ojo negocie consigo mismo”. Esta ruta atípica, casi una antiruta, es un intento de aunar espacios de GRAF en Barcelona que, sin importar el campo al que se adscriban aportan su particular manera de relacionarse con lo performativo, el cuerpo o las prácticas del encuentro. Se encontrarán faltas y vacíos, más aún, este boceto debería cambiar cada semana.

El término que utilizamos para reunirlos, la etiqueta con la que podrás buscarlos es la de arts en viu. Del inglés lives arts, Patrice Pavis en su diccionario del teatro, como todo diccionario cementerio dice que “el arte vivo no es un género nuevo, sino que acoge prácticas excluidas del teatro literario o visual”. Entonces usamos arts en viu como forma cercana al habla, práctica y cotidiana, fórmula inclusiva que nos permite aumentar el caudal, desbordar los márgenes.

Así, a la anterior lista sumamos para dar contorno a una suerte de red de arts en viu en GRAF a Blueproject Foundation, Can Felipa, Centre d’Art Maristany, Cordova, etHALL, Fabra i Coats, FASE, Hangar, Homesession, L’Automàtica, La Capella, LA INFINITA, MACBA, BAR project, Salamina, Saliva, Sant Andreu Contemporani…

Ojalá esta red pierda el sentido, nos encontremos confundidos y no haga falta volver a distinguirse, entonces esta antiruta se autodestruirá.

Texto de Fernando Gandasegui para GRAF. Fernando deambula entre la creación, el comisariado y la investigación en artes vivas.