Nov. 2022
Ruta Xarxaprod 4/5
por Rita Andreu

Mantener la contradicción

(…) to the extent that art always responds to its environment
(even via negativa), what artist isn’t socially engaged?

 

Preguntarnos por las interrelaciones que establecen y posibilitan los espacios de creación y producción entre la práctica contemporánea, los públicos con los cuales trabajan y su contexto más inmediato significa atender a la naturaleza propia de estas estructuras y a sus razones de ser. Preguntarnos, una y otra vez, para quién y para qué trabajamos? Estas cuestiones nos sitúan la necesidad de una definición concreta; las estructuras dedicadas a la creación y la producción centran sus esfuerzos en posibilitar formas, medios y condiciones óptimas para el desarrollo de los procesos vinculados a las prácticas contemporáneas, alejándose –cuando menos, en primera instancia– de los imperativos resultadistas a los cuales se ven abocadas otros tipos de estructuras. A diferencia de los centros más orientados a la difusión o exhibición, los espacios de creación y producción pueden, de alguna manera, desprenderse del imperativo de la recepción, para atender a cuestiones que piden unos tiempos determinados de atención, antes de su puesta en circulación pública.

Pero un espacio no es una isla. Y, a pesar de que el objeto está claro, estas estructuras se inscriben y operan en el marco de unas políticas públicas y de unos contextos determinados, viéndose afectadas unas por las otras, en ambas direcciones. Del mismo modo que no es lo mismo operar desde una institución pública que desde una privada –a pesar de que el objeto de trabajo sea compartido–, es diferente trabajar desde un contexto o desde otro. Entender que estas estructuras también se definen por la manera como habitan, dialogan e interactúan con sus propios contextos es preguntarse, también, para qué roles otorgamos a estos otros agentes y qué relaciones queremos establecer.

Instaladas en el relato del giro social en relación con la práctica contemporánea, nos encontramos en una situación en la cual constantemente nos preguntamos qué es el que puede –o habría– de hacer la práctica artística –y, por extensión, la cultura– para la sociedad. Las respuestas, tal como afirma Claire Bishop en el libro Artificial hells: Participatory Arte and the Politics of Spectatorship*, raramente tienden a considerar la investigación y la experimentación artística como valores en sí mismos, sino a entender la práctica como un sistema o una herramienta que opera dentro del ámbito de los gestos útiles, de las respuestas modestas a problemáticas concretas, en vez de reafirmar el valor intrínseco de las prácticas singulares que dejan, detrás de ellas, una estrella inquietante.

Esto implica necesariamente que los agentes integrados en la producción cultural operen desde una confianza radical, tanto en la práctica contemporánea –entendida como cierta organización del régimen del sensible– como en la capacidad de los públicos –aquellas personas a las cuales nos dirigimos o, según Michael Warner, aquellas que deciden depositar su atención en aquello que estamos haciendo– a la hora de relacionarse con ésta.

Y, en este sentido, si nos situamos en la esfera de los espacios que centran su actividad en la creación y la producción artística y la relación que establecen con sus públicos, la potencialidad de estas relaciones tendría que radicar en la apertura de los procesos, al posibilitar una aproximación al aquí y ahora de los proyectos que, en estos espacios, se desarrollan, al pensar maneras de tomar el pulso y aproximar estas investigaciones y estadíos de producción y al generar un espacio de intercambio de experiencias; es decir, abandonar la idea de que estas estructuras tengan que ser espacios de producción de públicos, para que los públicos puedan acontecerse a sí mismos, que puedan ser espacios donde las cosas pasen, puesto que estas colectividades sólo existen cuando pasan a través de estos espacios**.

 

*Bishop, Claire. Artificial hells: participatory art and politics of spectatorship. Brooklyn: Verso, 2012, p.2
**Conversación con Manuel Segade. Dentro del programa Públicos. CA2M.

Texto de Rita Andreu en colaboración con GRAF. Rita es comisaria, gestora cultural y realizadora audiovisual.

Este mes de noviembre han tenido lugar las jornadas de puertas abiertas de la Xarxa d’Espais de Producció i Creació de Catalunya (Xarxaprod), durante las cuales diversas entidades que forman parte han abierto sus puertas, organizando actividades para dar a conocer sus espacios y contextos. Desde GRAF nos sumamos con la producción de cinco Rutas GRAF que en esta ocasión se concretan en textos de reflexión que profundizan en varias temáticas vinculadas a los centros de la red, desde la mirada de cinco agentes del arte y otros ámbitos: mafe moscoso (trabaja en entornos entre escritura, etnografía y arte), Helen Torres (socióloga, traductora y educadora), Bárbara Sánchez Barroso (artista, feminista y amante de los libros), Rita Andreu (comisaria, gestora cultural y realizadora audiovisual) y el equipo GRAF. En cada Ruta vinculamos uno de los textos con un grupo de espacios de Xarxaprod, sugiriendo afinidades entre ellos.

 

 
Traducción del texto al castellano por GRAF