‘El cuerpo de La Caldera por dentro’
por Graf

Ruta GRAF

  1. La Caldera

Las amigas de La Caldera nos invitaron a hacer un proceso intestinal con el objetivo de destripar -con cariño- las interioridades de este proyecto que cumplió su 25 aniversario en un año, el 2020, de pocas celebraciones. No obstante, estamos rehappies de adentrarnos en este “Érase una vez el cuerpo” de La Caldera.

Os avanzamos que lo que sigue es un inventario honesto y sin tapujos de maneras, haceres, citas amigas, prácticas, ejercicios y ensayos-error que siempre salen bien. Porque como decía aquel “se hace camino al andar” y llevan trecho…

 

1 – Boca, nariz, orejas, sexo

Cualquier orificio puede ser el lugar de entrada a este organismo vivo y en permanente cambio. Pues vivo quiere decir eso mismo, que no está inmóvil, que tiene que reaccionar a las situaciones que le rodean y que por tanto hace y no se explica a sí mismo. Así que cada cual puede elegir entrar por la obertura que le resulte más tentadora.

Empecemos por el principio. “¡Ábreme la puerta Carles que me dejé las llaves!” Y me responde, “la puerta está siempre abierta, al menos durante el día”.

La Caldera la inició y la sigue gestionando la Associació Cultural per al Desenvolupament d’Activitats Coreogràfiques (A.C.D.A.C.), un colectivo de creación que en 1995 alquilaron un espacio en el barrio de Gràcia para desarrollar sus proyectos artísticos. En 2015 se mudan a Les Corts remodelando el lugar que ocupaban los cines Renoir y convirtiéndose en un espacio “de cine” para las prácticas artísticas basadas en el cuerpo y el movimiento. Así, se incorpora a la red pública de las Fábricas de Creación del Ayuntamiento de Barcelona.

“Soy de Sants y estudié la secundaria en Les Corts. Recuerdo que íbamos con algunos amigos a los cines Renoir, sólo a las sesiones baratas de las 16h. Siempre estábamos solos. Y aunque el objetivo era hacernos los intelectuales, la realidad es que nos dormíamos a los 15 minutos. La misma sala 4 de las siestas, es la que tenía asignada para ensayar en mi residencia con Laia” nos cuenta Marc Vives.

 

2 – Corazón

De tripas corazón. Lo que bombea La Caldera es el flujo de artistas que por allí pasan. Todo funciona alrededor de este órgano. Se le protege. La cavidad torácica custodia cualquier invasión externa. Se le da al corazón el espacio que necesita, permite pulsaciones relajadas, así como movimientos taquicárdicos. Y una vez que eres pedacito de este corazón, lo vas a ser durante mucho tiempo. Con el paso del tiempo se suman más y más pedacitos, se vinculan en una relación irreversible entre ellos y con el aparato. Existe un reconocimiento mutuo. Cohabitar es sostener y hacer funcionar la máquina. Así son las Residencias de La Caldera.

En una residencia lo primordial es simplemente poder estar y estar bien, gran obviedad. Para que el corazón bombee no puede estar agarrado en un puño y preocupado en mil asuntos adyacentes. Las cuestiones administrativas son para las artistas ese gran compañero de viaje que no te deja hacer el trabajo. En La Caldera no hay demandas constantes de materiales para la web, la prensa o para cobrar… Y cuando eso se tiene que hacer, porque siempre hay una fase papeleos, no pesa. En todo el proceso las artistas nunca están a solas.

El espacio de trabajo está limpio y es cómodo. No hay que pelear. Funcionan la luz, la temperatura, el silencio, el internet, etc. No son meros detalles.

Después está la escucha. Es de gran ayuda que el NO se elimine como bandera. Y en La Caldera las gestiones a la hora de trabajar no son una montaña: puedes pedir un proyector o unos cojines, precisar un cambio de espacio, preguntar o sugerir sin que nadie te vaya a mirar mal y además haga lo posible por adecuar una demanda, sin hacer promesas zalameras ni dar largas despreocupadas.

Cada año, más de 30 artistas trabajan en las salas de La Caldera. Imaginaos como es el corazón ahora, después de 25 años. Y qué pasa cuando esas escuchas y cuidados se extienden más allá de la residencia. Les podríamos preguntar a algunas como  las Iniciativa Sexual Femenina, las Twins, Azkona y Toloza, Los Detectives, Nazario Díaz, Lara Brown, Esther Rodríguez Barbero, Julián Pacomio, Raquel Klein, nyamnyam, Lautaro Reyes, Laila Tafur, Amaranta Velarde o a todas las demás.

 

3 – Sangre

La sangre que corre por mis venas. Una sangre no estigmatizada. Con todos los riesgos de contagio sin descuidar un ápice las atenciones hacia el otro. Venas compartidas y fluidos entremezclados. Curas y enfermedades en compañía, incluso al unísono. Para evolucionar, para crecer, hay que tocar hueso, la sangre debe nutrirlo. La circulación como sistema de intercambio.

La transmisión significa eso, pasar de unas a otras. No estar desconectadas, saber que antes que tú hubo otro alguien, aprender con les jóvenes y viajar de la mano de les más madures. Qué mejor forma de hacer memoria de saltos y traspiés que compartiendo experiencia. Y esta es la lógica del hacer de las Sporás, una invitación a creadoras a compartir su ahora con artistas locales, con toda la fragilidad y generosidad del encuentro. Lisa Nelson, Chrysa Parkinson, João Fiadeiro, Paz Rojo, Salva Sanchis… son algunas de les artistes invitades al Spora Prógrama. En estas video-entrevistas o Sporades, cuentan su experiencia y práctica, en un documento que es en sí mismo una herramienta de transmisión super accesible y gustosa.

Con los nuevos tiempos el formato laboratorio se ha convertido en el sello de la casa, como con el Brut Nature: dispositivo que pone en relación a una parte de les creadores acogidos en residencia en La Caldera, para compartir prácticas y dejarse intoxicar por los universos creativos de les demás. “Lo que hay para mí en común en estos contextos es el espacio y el tiempo de compartir entre diversos artistas para que la creación no siempre quede aislada, sino que une pueda exponer las preguntas que tiene o la metodología, el lugar donde está, o ponerte tú en el lugar de la propuesta de otre sin que eso tenga que ser un lugar de productividad más mercantilista. Yo creo que el Brut tiene mucho de eso, que no estructura un formato previo respecto a cómo se tiene que dar el diálogo o desde dónde.” (Ana Buitrago, Brutzine)

En cierta medida todo el proyecto ARAR ha sido un Brut expandido y sorteando esta suerte de sortilegio constante en el que nos vimos envueltas el pasado año. El ARAR se ha convertido en una forma experimental de acompañamiento mutuo y propuestas durante buena parte del año pandémico. Será coincidencia pero “Arate” es una palabra en caló, que significa sangre, ser, existencia y también menstruación.

 

4 – Pulmón

Los pulmones producen el intercambio gaseoso entre el aire y la sangre; flanquean el corazón a lado y lado. Durante la respiración se contraen y se dilatan. Llega el momento en que se abre el pecho para salir hacia afuera. Los procesos tienen que coger aire y todavía no hemos hablado del pulmón de este engranaje.

El soplo viene desde la oficina donde Raquel, Lucia, Cristina, Iera, Sarah, Carles, Laura y por supuesto, Oscar dan la energía suficiente para que las obsesiones y pesquisas de unas pocas puedan compartirse con un público mayor.

El acompañamiento artístico llega hasta ese punto, hasta colocar al último espectador en la silla, literalmente. Porque no es suficiente dar el impulso inicial a artistas con propuestas arriesgadas y hacerlo con toda la sensibilidad y empatía, sino también hacer accesible estas producciones poco habituales al público.

El apartado Programación de La Caldera se encarga de programar, cómo no, en diferentes líneas de actuación. Los formatos de la casa son Corpografías y Cápsulas de Creación en Crudo. La primera es un espacio para visibilizar trabajos finalizados que se han desarrollado en residencia en La Caldera y la segunda para compartir los proyectos en proceso de les artistes que están en ese momento en residencia, en un ambiente informal.

La Programación mantiene estrecha colaboración con otros festivales y programas vinculados al Ajuntament de Barcelona como El Grec, Creació i Museus o la Quinzena Metropolitana. El Festival Salmôn, por su parte, se ha desarrollado en su última edición por una gobernanza mixta con el Antic Teatre, Graner, La Poderosa, la propia La Caldera y por un equipo de artistas curadores o curanderes (Sofia Asencio, Bea Fernández, Iñaki Álvarez y Ariadna Rodríguez).

La Caldera es, a todos los efectos, un agitador referente del contexto de las artes en vivo. Un lugar de parada para cualquier artista. “Es el lugar que me acogió en Barcelona de una manera muy sensible y muy sutil y que me ha puesto en un organismo, del que creo que hago parte ahora. En 2019 hice la residencia y por eso participé en el Brut y por eso conecté con mucha gente y por eso participé del ESTO con Itxaso, Lara, Adelaine y Alba. Y por estar ahí, en la familia-red de La Caldera, he participado del ARAR y voy a seguir vinculada en el futuro. Al margen, he presentado algunas piezas con Nyamnyam o João Fiadeiro en el Sâlmon y para mí está todo conectado. Pero hay cosas que he hecho ahí que son algo más invisibles, que no puedo nombrar” nos explica Carolina Campos.

 

5 – Cerebro

El cerebro en este caso es tentacular, no se asienta sobre los hombros sino que se extiende hacia las extremidades. Y como lo que piensa y sabe un cuerpo no es sencillo de comunicar, es preciso hacer ejercicios de registro y síntesis. De otra forma la memoria de los cuerpos adultos se perdería y se rompería la cadena esencial del aprendizaje, que claramente y sobre todo se da fuera de las escuelas.

Las publicaciones de La Caldera tienen esa función de refuerzo a todo el trabajo relacional y contextual. Son la catalización de prácticas –que nunca las prácticas en sí–  que sirven de testigo para aquellas que no las pudieron vivir en presente. Además todas estas publicaciones están hechas desde el cuerpo y para el cuerpo. De ahí surge “LO OTRO”, línea de publicaciones de La Caldera que recoge experiencias como el ARAR, el Brut Nature o ESTO, que son miradas atentas a los procesos de algunes artistes residentes. Cada una responde a necesidades distintas y en ellas es fundamental el aspecto experimental. No es baladí entonces que su identidad visual se perciba táctil y delicada. Hay una idea de lo artesanal que se extiende a toda su comunicación. Todo este despliegue en papel se hace visible en las vitrinas de pared en las que se anunciaban las películas del cine. Y sobre todo en la “Biblioteca sensible”, así la llaman, un aparador de cristal con todo este material que está en el paso y te obliga a la parada y revisión de su continente.

Incluso el pizarrón de ocupación de espacios está hecho a mano.

«La palabra es ese misterio, es esa cosa que se puede decir, que se puede escribir, que se puede cantar, que se puede mover, ¿no? y…y…y, es un misterio porque supuestamente es clara, transmite, dice cosas, tiene esa parte racional, mental, del lenguaje, pero también tiene toda esa parte más irracional, la parte emocional, la palabra es también… esto mismo que me está pasando a mi ahora, que no me sale, que quiero decir y no me sale, pero estoy diciendo con esto que no me sale porque se me sale de otros modos…» (Itxaso Corral, Brutzine)

 

6 – Piel

Aunque hemos hablado intensamente de la importancia de acomodar a la artista en sus procesos de creación, La Caldera no es una coraza. Su piel está atenta y mutable a todo lo que sucede a su alrededor.

Es por eso que La Caldera mantiene un diálogo constante con su entorno, atrayendo a públicos no profesionales hacia dentro del espacio. Una vez allí se comparte generosamente ese lugar en el que las cosas están a medio hacer y en el que se puede aprehender de los entresijos de cada práctica. De esta manera familias, grupos vinculados al barrio o escuelas pueden formar parte de procesos de artistas en constante experimentación que por lo general suelen estar ocultos e inaccesibles.

Estas son las líneas de lo FAMILIAR, lo EDUCATIVO, o lo COMUNITARIO que fomentan la ampliación e intercambio de públicos. Una vez más hay programas que se impulsan desde l’Ajuntament o el Districte de Les Corts como Danza en la escuelas, En Residència, la Festa Major y que son acogidos. Y otros con manufactura La Caldera como Barris en Dansa o Dansalabo. De este último, Xavi Manubens nos cuenta “Lo que creo que implica y afecta a estes niñes del barrio es que van repitiendo. Cuando yo las cogí estaban muy acostumbradas a que llegue un artista y proponga su práctica, y entran. Como cada tres meses la artista cambia para ellas es algo normal y eso está guay porque se involucran en el juego enseguida, tienen ya incorporados los códigos de la danza, incluso el trabajo en estudio de teatro. Están completamente familiarizadas con una edad muy joven, 8-9 años y menos. A nivel personal lo que más valioso encuentro es que son niñes que quizás ya llevan 2 o 3 años yendo a este tipo de talleres y no sólo están creciendo y están haciéndose mayores con les artistes. Además algunas de las veteranas están como ‘Pedro por su casa’ por La Caldera. Y es muy guay verlas que se conocen todos los rincones y conocen las salas, ‘hoy a la 6, hoy a la 1’, o sea, dominan el uso del espacio, de las cosas, del personal humano, ‘anem a fer una visita a la Lucia’. De golpe La Caldera se convierte en una casa, y no sólo para les artistes.”

APROPOS son contenidos hechos a propósito de algo que sucede en nuestro contexto artístico. En este caso, con la intención de visibilizar el interior del cuerpo de La Caldera y sus diversas ramificaciones, desde GRAF hemos generado este contenido para celebrar y dar a conocer que La Caldera ya tiene más de un cuarto de siglo, con toda una historia acumulada, un presente en continua vibración y un futuro de continuación nutriéndose y nutriendo a su alrededor.