Desde la premisa de cocinar juntas y la ligereza de compartir tareas domésticas cotidianas, nos adentraremos en este poder erótico y evocador que tienen los alimentos. Reflexionaremos entre aromas y sabores sobre la idea de identidad cultural alimentaria, hablaremos de la cocina como espacio de memoria y resistencia gozosa.
Quizás aprenderemos a hacer servir ingredientes percibidos como diaspóricos pero que paradójicamente son vecinos naturales de aquellos alimentos que definimos como “propios”, es decir, viajaremos hacia el otro lado de los relatos culinarios.