Los demonios familiares (1992) compila tres vídeos realizados en la primera mitad de los años noventa. El título general está basado en Manuel Vázquez Montalbán (cuyo libro Los demonios familiares de Franco homenajea), quien había prestado atención a la inquietante expresión con que el general Franco ocasionalmente denominó los supuestos fantasmas que acechaban el carácter español: anarquía, individualismo, crítica negativa, extremismo…; y otras veces, sus tradicionales diablos históricos: el separatismo, la masonería, el comunismo. Construye ejercicios de montaje que relacionan fragmentos de filmaciones de cine franquista con otros heterogéneos materiales visuales y sonoros, provocando tanto identificación como extrañamiento, sueños a caballo entre la historia y el mito, buscando espitas por las que descomprimir el “inconsciente colectivo”. Su autor, Marcelo Expósito, es una figura destacada del vídeo experimental español que trabaja como artista, crítico, ensayista, editor, traductor y gestor cultural. En su práctica videográfica destaca el trabajo con materiales de archivo, la apropiación y la investigación y especulación en torno a los discursos históricos de memoria de estado.
El vídeo, como un “de aquellos polvos estos lodos”, introducirá la intervención de Darío Doña, que presentará una mirada panorámica a movimientos políticos que se están articulando, que están teniendo el arroje de organizarse para proponer modos en los que modificar el presente desde la acción colectiva organizada. Ya comienzan a sonar los nombres de Horitzó socialista, GKS, EPS, así como sus interacciones con otras organizaciones de mayor recorrido como las que defienden el derecho a la vivienda. Estos grupos se mueven en una corriente que, participando de luchas que ocupan ya siglos de historia, busca respuestas rompiendo con la tradición de organizaciones pasadas para dar una respuesta actual y efectiva. Sin embargo, existen desconocimiento y distancias discursivas, prácticas, generacionales, que aún no dan lugar a un reconocimiento informado de lo que estos movimientos suponen en una situación de desafección y parálisis generalizada. Como un ejercicio de puente de generaciones y propuestas, sensible a la vez que crítico, no tanto desde la defensa de alguna concreta sobre las otras sino desde el reconocimiento de los ímpetus por hacer, tomar responsabilidad, superar el miedo a equivocarse, Darío planteará una introducción a estas fuerzas activas. Si la filósofa Gillian Rose advierte, en palabras de San Silvano, “mantén tu espíritu en el infierno, y no desesperes”, nosotras que vivimos en un falso cielo debemos hacernos familiares con estos nuevos demonios que amenazan el orden social impuesto.
