Con la presentación de Fito Conesa y la performance de la soprano Claudia Schneider.
‘Anoxia. Un preludio constante’ (2023, 25′) es una ópera en tres movimientos que propone diferentes acercamientos a las problemáticas actuales del mar Mediterráneo. Por un lado, nos aproxima a la degeneración ecosistémica y al ecocidio inminente; por otro, nos dibuja la red de carreteras de pago que los grandes cruceros trazan sobre las posidonias; finalmente, también es un canto que interpela al espectador y le acerca a una situación presente de consecuencias ya sabidas pero mal gestionadas.
En ‘Sinfonía para Rouyn-Noranda’ (2022, 12’34») Fito Conesa filma y compone por esta ciudad industrial en el norte de Quebec donde durante los años de explotación del cobre y el oro en la década de los años veinte va llegar a ser la capital administrativa de aquella región explotada por la minería, explotada por la colonización e ignorante de los derechos y conocimientos indígenas. Conesa se pregunta qué sería necesario en algunos lugares para iniciar un nuevo comienzo, para borrar las acciones del pasado y para inventar nuevos hábitos capaces del resurgir de una nueva alegría.
En ‘Helicón’ (2019, 10′) Conesa convocó a una pequeña banda de instrumentos de viento y de metal en la Sierra Minera de Cartagena. Aprovechando el lago creado con los años por los residuos de las actividades mineras y su aspecto apocalíptico –una zona de óxidos contaminantes ya la vez de una gran belleza–, sitúa a siete músicos de diversas edades y les pide que interpreten una melodía para ver si la tierra responde y comienza así el fin del mundo (y con ella, la renovación).
