Royal Jarmon pudo escapar de la sumisión en gran parte gracias al arte y a su constante impulso por dibujar. De niño, siempre estaba coloreando, dibujando o pintando, y esta era una forma natural de lidiar con todo lo que le rodeaba. Creció en un lugar particularmente duro, así que tener una pasión que lo mantuvo a salvo y anclado tuvo una fuerte repercusión. Aunque en ese momento no sabía que pudiera dedicar su vida al arte, o lo que significaba ser artista, lo descubrió por suerte de joven, gracias a los elogios que recibió de personas cercanas y la influencia de otros artistas.
El imaginario de Jarmon surge de diferentes lugares, desde objetos cotidianos como latas, encendedores, deportistas o automóviles, hasta influencias de su infancia o sus viajes. Le gusta concentrarse durante un período de tiempo en cada tema que pinta, centrándose en el color, la perspectiva o la distorsión. También le interesa crear cosas que nadie ha visto jamás y el desafío de nuevos hallazgos. William S. Burroughs lo expresó así: “Haces que algo exista al verlo. Nada existe hasta que o a menos que sea observado. Un artista hace que algo exista observándolo. Y su esperanza para otras personas es que también lo hagan existir observándolo. Yo lo llamo ‘observación creativa’”[2].
Como autodidacta, Jarmon desarrolló un lenguaje artístico muy reconocible, con pinceladas gruesas y una perspectiva principalmente plana. También conecta con la idea que defendía Picasso de pintar como lo hacen los niños. “Secret Gardens” explora el tema de las flores, que de hecho está inspirado en un dibujo que Jarmon hizo cuando tenía seis años. Aunque la esencia es muy similar, aquí redescubre y explora este patrón desde su bagaje actual. La textura de las pinturas es la misma que en su serie de deportistas, pero uno de los principales desafíos al que se enfrentó fue añadir algo de movimiento y acción a la naturaleza estática de las flores. “Flowers in Vases on Table” resuelve perfectamente este dilema con flores que parecen fuegos artificiales explotando.
En última instancia, Jarmon está interesado en resaltar la belleza en un mundo a veces (¿a menudo?) hostil e infundir algo de extravagancia a los objetos cotidianos. Y realmente, ahí es donde el arte también juega un papel crucial. Mirando estas flores expandidas y a veces psicodélicas, podemos contemplar las figuras repetidas buscando los detalles que resuenan con nosotros, ya sean colores, trazos o formas, para encontrar la cruda belleza que se esconde en nuestra vida cotidiana.
