‘Oportunidad, juventud, capital simbólico, visibilidad’ por Eugènia Sendra

Oportunidad, juventud, capital simbólico, visibilidad.

Este ‘Apropos’ nace del encuentro con cinco galerías que participan en la décima edición de Art Nou, el programa de exposiciones dedicado a jóvenes del ámbito de la creación y a formas emergentes de hacer en el arte. Silvia Dauder (ProjecteSD), Joana Roda (Bombon), Jorge Bravo (etHall), Joaquim Ruiz Millet (H₂O) y Patricia de Muga y Olivier Collet (Joan Prats) nos han abierto las puertas de sus espacios para hablar de lo que rodea este primer encuentro entre galerista y artista, del trabajo de artistas jóvenes –hasta 35 años, en el caso de Art Nou–  y del ir haciendo en paralelo con espacios y creadoras, con producción y costes, con los precios de las obras y quien las adquiere, además de otras cosas valiosas que ocurren alrededor del arte.

La oportunidad 

Silvia Dauder participa por segunda vez en Art Nou. “Cuando hago el programa del año, pienso en el calendario y Art Nou es como una inserción, se acomoda donde se puede acomodar, a menudo me ha coincidido con Basel y por eso no he participado”, argumenta la galerista. “No es que no crea en Art Nou y probablemente se ha pensado que estoy en contra del arte joven, pero no es verdad”.

Su apuesta para la edición de Art Nou de este año es literal: “hago un esfuerzo por exponer una figura que es una artista muy joven”, dice en referencia a Helena Civit Kopeinig. La instalación de la artista preside la entrada de la galería –convive con la exposición grande del espacio principal– y gira alrededor de una mesa donde ha desplegado sus materiales y piezas, de carácter orgánico. El gasto de producción ha sido mínimo, a pesar del trabajo intrínseco a que siempre obliga una exposición, y el precio de las piezas (oscilan entre 200 y 800, y 2.400 euros, la instalación entera) está en consonancia con la trayectoria de la artista.

Dauder tiene dieciocho años de experiencia como galerista, empezó a trabajar con un jovencísimo Iñaki Bonillas y lo expuso en una colectiva cuando el artista tenía veinte años. El 2019 se estrenó en Art Nou con Lara Fluxà, con quien ha mantenido el contacto y ha llevado a ferias, a pesar de no ser artista de la galería. Dauder se ha fijado en Civit por su manera de hacer profunda, y su misión es ponerla en contacto con agentes que trabajan con artistas jóvenes. A la vez, la galerista advierte que “puede ser perjudicial introducir a un artista que todavía está verde en un espacio galerístico multitudinario porque le predispones a creer que aquello que hace está bien”.

Lo mejor de Art Nou, según Dauder, es la oportunidad de trabajar con artistas noveles, más allá de que la relación pueda continuar o no. “Tú has hecho un trabajo con la artista fuera de su taller, y ves cómo trabaja, cómo se mueve, si comunica bien o no. Ves cosas que no verías si no tuvieras la oportunidad de hacer una pequeña exposición”, sostiene Dauder. A la hora de fichar personas creadoras, “hay que ver qué puede aportar la artista, y que puedes aportarle tú”.

La juventud

Bombon es la galería más joven de todas y la galerista Joana Roda se identifica mucho con el universo Art Nou. “Tengo 33 años y trabajo con artistas de mi edad, y probablemente vayamos creciendo en paralelo”. Y lo mismo pasa con Margot Cuevas, integrante de Bombon y comisaria de la muestra de Daniel Moreno Roldán.

Roda reflexiona que no hacen demasiada diferencia entre las exposiciones regulares y la exposición de Art Nou, como las que hicieron con Aldo Urbano y Anna Dot (premiada el 2018). “Lo que cambia es que es la primera individual de Dani, y enfrentarte en el espacio, con toda la exposición que tienes, es un reto”, añade. En esta ocasión el espacio se ha llenado con tecnología aparentemente obsoleta que funciona de nuevo para emitir una radiofrecuencia nostálgica. A pesar de que Roda apunta que podría ser una exposición fácil de vender (la instalación entera vale 7.500 euros), también indica que funciona más como una primera toma de contacto entre artista y coleccionista. posibles compradores.

Desde Bombon no se destinan muchos recursos a la producción (han hecho exposiciones de Art Nou con inversiones de 20 euros y hasta 500 euros), pero se dan facilidades a artistas con quienes trabajan y ofrecen apoyo, visibilidad e implicación, intangibles valiosísimos. Como galería pequeña tampoco pueden ni quieren representar a más artistas de las que pueden cuidar. “Es más complejo que exponer y vender –explica Roda–. El trabajo de mover artistas no se acaba cuando se acaba la exposición, y a pesar de que no se venda pueden pasar otras cosas interesantes”.

La galerista también habla de la importancia y relatividad de las ventas y se pide por la existencia de coleccionistas que apuesten casi en exclusiva por el arte joven. “Si les gusta la obra quizás compren, pero quizás no tienen esta especie de sentimiento de responsabilidad hacia artistas más jóvenes. No me los he encontrado, o no los he conocido, y me encantaría conocerlos”. `

En referencia a las aspiraciones de artistas jóvenes de establecerse rápido con una galería, Roda cree que “la galería no tiene que ser la meca, no significa que todo funcione, que empieces a vender. Nosotras somos una herramienta más, como las comisarias, como los museos”.

El capital simbólico

Desde etHall, Jorge Bravo también es claro: no se plantea si las artistas con quienes trabaja tienen más o menos de 35 años. Con todo, la exposición de Art Nou no tiene lugar en el espacio principal porque requiere más esfuerzo de producción y una duración expositiva más larga, “y quizás es un desafío que no toca” en artistas que empiezan, según el galerista.

La sala 17m2 le da una libertad parecida a la que tenía en el Raval, donde empezó en 2011, y es aquí donde el artista Duncan Gibbs ha cocinado sus experimentos vivos. “Sabes que con Art Nou tendrás más visibilidad que en una exposición normal y lo aprovecho para mostrar el trabajo de alguien que me interesa… Es lo que tiene el arte, que te lleva a lugares donde no has estado”.

A la hora de trabajar con artistas, entran en juego diferentes factores: Bravo se refiere al interés por su trabajo, la posibilidad de hacer proyectos específicos, y la buena comunicación. “Tienes que ver cómo funcionas, si hay empatía, porque un proyecto propio es una cosa muy personal”. El galerista sigue la pista del artista después de colaborar, puesto que le parece importante que se mueva, llame a las puertas, crezca por su cuenta.

Las inversiones en producción son pequeñas (de 500 a 1500 euros), y el galerista evoca, de nuevo, lo que no se ve. “Los artistas saben qué tipo de galería soy: todo es puto capital simbólico. El mío, porque yo no gano dinero, y el suyo, por lo que obtendrán aunque no vendan”. Ha vendido obra en Art Nou, con precios de entre 300 y 3000 euros, pero reconoce que el proyecto de Gibbs es poco vendible por su “idiosincrasia degenerativa”. “Ni hemos hablado del precio; creo que el artista busca oportunidades donde desarrollar su trabajo más que una relación directa con el mercado”.

Bravo opina que, a pesar de que los precios puedan ser más asequibles, no existe un interés colectivo (y generacionalmente joven) por el arte joven más allá del que pueda existir en algunos ámbitos del coleccionismo. Habla de “problema cultural” y añade que “comprar arte no es sólo ponerse un cuadro en casa, es contribuir a crear un tejido, a elevar el nivel cultural general de la población, es educación, lo es todo”.

La visibilidad

El galerista Joaquim Ruiz Millet apunta las razones por las cuales H2O ha participado en seis ediciones de Art Nou: “Es una iniciativa conjunta y para nosotros tiene un valor. Para los autores, pensamos que es una plataforma para darles cierta visibilidad que de forma autónoma, sólo con la galería, no tendrían, y a la vez es una manera de incentivar la curiosidad entre el público para descubrir autores jóvenes”.

En este caso presentan al artista Carlos Herraiz, que lleva a cabo una experimentación pictórica y cromática en diferentes formatos. La dinámica expositiva no varía en comparación con la de otras exposiciones, puesto que la galería trabaja con artistas jóvenes más allá del programa de Art Nou, pero sí que ésta amplía la difusión “y la posibilidad de que pasen cosas, probablemente nuevos proyectos más que ventas”, reflexiona el galerista.

La galería de Gracia apuesta por un rango de precios bastante uniformes y busca ser asequible (a partir de 300 euros y hasta 3000), pero Ruiz Millet dice que “los precios se ajustan a la baja para ayudar a que un posible mercado tenga un acceso más fácil”, en el caso de artistas más jóvenes y de acuerdo con su trayectoria.

H2O no puede asumir producciones ni tampoco puede establecer compromisos con toda la cantidad de artistas que exponen. “Lo que mantenemos es una vía abierta de buena relación: cuando encaja la necesidad del autor con lo que sabe que encontrará en la galería, los caminos se reencuentran –expone Ruiz Millet–. La vinculación exhaustiva con la galería puede pasar en algún caso, pero si un creador no encuentra un mercado, ¿qué haces? Nosotros tenemos una capacidad y no podemos limitar al autor”.

El atrevimiento

Joan Prats, la galería más veterana, presenta la obra de Julia Varela en el contexto local. “La artista ha recibido becas, ha hecho alguna exposición institucional, pero no había tenido ocasión de colocar sus piezas en el mercado”, explican Patricia de Muga y Olivier Collet.

Para ellos, Art Nou representa “una oportunidad valiosa para la artista pero también para la galería para hacer propuestas más frescas y atrevidas sin la presión de que haya de haber una relación posterior con la artista”, dice la galerista. A veces la relación se consolida, como ha pasado con Alicia Kopf, pero se necesita tiempo, un tiempo en el que se mantiene el apoyo y asesoramiento por parte de la galería.

La inversión en producción es pequeña y tiene que ver con temas logísticos, de transporte y materiales, y sobre todo se exponen obras previamente realizadas por artistas. “Ofrecemos un apoyo, puesto que para muchos de los artistas es una primera exposición individual en una galería. Tú aportas tu trabajo cotidiano y para ellos son muchas novedades”, responde Collet. De Muga también señala lo que aporta la creación jóven: el entusiasmo.

En el marco de Art Nou han vendido obra de Kopf, Pablo del Pozo y Marcel Rubio Juliana, pero De Muga y Collet reflexionan que el punto fuerte de Art Nou no es la parte comercial. En el caso del proyecto de Varela, el precio se eleva por la trayectoria de la artista y porque son instalaciones complejas.

Agradecen a coleccionistas que se acercan y dan confianza a galeristas que descubren creadoras jóvenes, a pesar de que “son pocas”, y reflexionan sobre las tareas pendientes: “tenemos el trabajo de llegar al público más joven y convencerles de que es una oportunidad para coleccionar obras de artistas muy jóvenes”.

Texto de Eugènia Sendra en colaboración con GRAF. Eugènia es redactora y comunicadora cultural.

APROPOS son contenidos hechos a propósito de algo que sucede en nuestro contexto artístico. En este caso para la celebración del décimo aniversario de Art Nou nos sumergimos en los interiores de cinco de las galerías que forman parte de Art Barcelona, y que han participado de esta edición de Art Nou. Graf ha preparado el escenario y las preguntas, los encuentros y el texto son a cargo de Eugènia Sendra.


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